jueves, 31 de mayo de 2007

Peonías

Las peonías poseen una belleza sin igual. Tan pronto como sus delicados pétalos se despliegan en los más preciosos colores, estas plantas vivaces se convierten en las campeonas indiscutibles del arriate en la tardía primavera. La mayoría de las que se encuentran en nuestros jardines procede originariamente de la China. Sus delicadas flores, unidas a la decorativa forma de sus hojas, las hacen muy queridas en Oriente. La denominada peonía china (Paeonia lactiflora-híbrido) se ha seguido cultivando en Occidente a partir de su forma primitiva.

Estas flores pueden dividirse en dos grupos: las herbáceas y las arbóreas. Este último grupo apenas se ve en nuestros jardines, por lo que aquí nos limitaremos al primero. Que son herbáceas implica que el tallo y las hojas se marchitan en otoño, y luego en primavera brotan del suelo las puntas rojas de la planta joven. Los colores fundamentales son rosa, rojo y blanco, con tendencias al rojo claro, rojo purpúreo, rojo intenso, lila purpúreo y blanco crema. Las peonías tienen flores sencillas o dobles.

Una planta muy casera
De sus prometedores botones gruesos, se despliegan en la primavera unas flores frágiles y sedosas, en los más preciosos colores. En general, la peonía puede ser considerada una variedad fácil de cultivar. Eso sí, déjala el mayor tiempo posible en el mismo lugar, ya que no le gusta ser trasplantada. Si a pesar de todo lo haces, puede ser que la floración se demore unos cuantos años. Cuando está en un buen lugar, dura toda la vida, y si se encuentra a gusto en el jardín, también florecerá cada año más ricamente.

lunes, 28 de mayo de 2007

¿Eres de los que piensan "yo me lo guiso y yo me lo como"? Es posible que tu jardín no sea todo lo ideal que pudiera ser. Quizá llevas tiempo pensando en acudir a un profesional del paisajismo, y no tienes aún muy claro qué ventajas puede tener, piensas que tu vergel se convertirá en algo que no quieres. Si por fin te decides, ten en cuenta que un paisajista se preocupará tanto por tus gustos como por el entorno en el que se encuentra tu jardín, además te suministrará las pautas necesarias para un correcto mantenimiento del mismo.

Habla Juan Luis Ruiz Dyezma, paisajista
Una de las razones para acudir a una profesional es la acertada elección de las especies. Nunca el aficionado llega a abarcar un abanico tan grande como el profesional, de acuerdo al suelo y clima adecuados.

Una segunda razón es que un paisajista tendrá muy en cuenta la distribución de los espacios, de acuerdo a las necesidades de los propietarios, tamizados por un estilo (contemporáneo, silvestre, zen, clásico…) como sólo un experto sabe traducir a un diseño o proyecto determinado.

El clima: muy importante
Un tercer motivo es el conocimiento de la jardinería y del paisaje de la zona, adaptado a cada tradición y entorno. No es lo mismo los palmerales de Levante, que los brumosos paisajes gallegos, la austeridad castellana o las influencias árabes.

Una cuarta razón es el hecho de conocer la planificación final del jardín y el desarrollo de sus vegetales, para que con el tiempo, el jardín adquiera esa lozanía y cuerpo que de otro modo, finaliza en una competencia vegetal por la luz, el espacio y los nutrientes.

Para un mantenimiento óptimo
Por último un paisajista siempre resolverá mejor los problemas de mantenimiento. Siempre que un especialista entra a un jardín, nota claramente con una sola mirada si ha sido realizado por un profesional, un viverista o por el propietario.

Los paisajistas se dan cuenta de las posibilidades naturales de cualquier terreno en mayor proporción que cualquier otra persona, aparte de que, por simple experiencia, la creatividad está más desarrollada, lo que conduce a ideas totalmente apropiadas a cada jardín.

También en terrazas y patios
En el ámbito de patios, terrazas y áticos se hace más necesaria su intervención, ya que en estos espacios reducidos, y, por lo general, difíciles, el propietario se limita a decorar con algún elemento ornamental de su antojo, sin tener en cuenta la asociación de materiales del lugar, y mucho menos la combinación de plantas con el exterior, argumentado, que “total, desde un patio no se suele ver el exterior”.

Un paisajista siempre dará en el clavo a la hora de planificar el espacio y las plantas adecuadas para tu jardín. Colocará cada especie en su lugar, teniendo muy en cuenta la estética, tanto la propia -que se basa, en gran parte, en criterios profesionales- como la de su cliente. Tu jardín se verá más bello y será más feliz después de la visita de un profesional.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Cestas para plantas

Si tus gustos de decoración tienen reminiscencias rurales; si te gusta el calor de una chimenea y gozas con la vista de un prado verde a través de una ventana; si un hogar significa una mecedora junto al fuego, entonces, te encantarán las sugerencias que exponemos a continuación. Rodea tus plantas con una bonita y original cobertura de mimbre o cáñamo. Las cestas son objeto, hoy en día, de diversos estilos de diseño, desde el más tradicional, la de "caperucita", a diseños en ángulos rectos y en un sinfín de colores.

Una para cada planta
Dispones de un amplio catálogo en el mercado y se adaptan perfectamente a la apariencia de cada especie. Más grandes o en miniatura, colores pastel o muy vivos, con asa o sin ella, cuadradas, redondas... Además se pueden utilizar para múltiples arreglos, desde la simple introducción de la maceta dentro de ella, lo que nos permite reciclarla para otras especies, hasta el trasplante o un diseño con flores secas.

Existen cestas especialmente diseñadas para trasplantar: puedes adquirirlas en establecimientos especializados. Su peculiaridad es que el fondo está cubierto con un plástico que nos permite regar la planta sin que el agua se cuele por las oquedades. Los pasos a seguir a la hora del trasplante son los siguientes:

  • Primero distribuiremos las especies, en su maceta, dentro de la cesta, justo en el lugar que deseamos que permanezcan. Esto nos servirá para fijar la ubicación y no arrepentirnos cuando sea demasiado tarde.
  • Añadimos una primera capa de sustrato a la base de la cesta, para poder encajar bien los cepellones.
  • Sacamos el cepellón de raíces de la maceta, y lo colocamos en esta primera base de sustrato.
  • Cubrimos por completo los cepellones con el sustrato.

Cuidados especiales
El resultado será de nuestro agrado si hemos elegido bien el tipo de cesta, de acuerdo a las especies que hemos plantado, a sus tamaños y colores. Es importante tener en cuenta que este tipo de plantación requiere menos riego que en el caso de una planta en maceta o en jardín, ya que el drenaje es menor y el plástico retiene más la humedad. Si regamos demasiado, corremos el riesgo de podredumbre o ataque de hongos.

Podemos realizar una cesta con una sola especie o combinar varias. En el primer caso, teniendo en cuenta que la planta gozará de más humedad, y el drenaje será menor, las atenciones serán las que necesite la especie en cuestión. En el segundo es muy importante la ubicación de la cesta y los cuidados, pues no todas las especies se desarrollan del mismo modo en similares condiciones. Lo ideal sería asegurarnos primero de que las plantas que escogemos son iguales en su mantenimiento, pero, en el caso de que sea demasiado tarde, o nos empeñemos en combinar ciertas especies, tenemos que buscar el mal menor. Nos informaremos de los cuidados que necesita cada una y estableceremos un criterio común para todas.

Podemos adquirir cestas ya realizadas en floristerías, pero debemos tener en cuenta dos cosas: que al hacerlo nosotros mismos la satisfacción es mayor, ya que será de nuestro gusto, y en segundo lugar que este tipo de composiciones resultan bastante caras. La propia elaboración de una cesta con vegetales, resultará más económico y gratificante.

martes, 22 de mayo de 2007

Un huerto biológico al lado de Madrid - Continuación

Tareas ecológicas a realizar
Existen varias actividades deseables en un huerto biológico, como, por ejemplo, las islas verdes. Se trata de espacios entre los cultivos donde plantaremos otras especies como aromáticas, o simplemente dejaremos crecer hierbas silvestres, cuidando de que no tengan raíces invasoras. Su misión es la de servir de escudo a las plantaciones hortícolas, pues las protegerán del viento y de las plagas.

Otra tarea importante es la realización de un compost con materias orgánicas sobrantes, es decir, de desperdicios. Para Jose Luis Cano el compost significa "devolver los residuos vegetales al suelo. Es la base del cultivo biológico y necesitará de la fermentación combinada de oxígeno, agua, bacterias y hongos, que se encargarán de su descomposición". Debemos hacernos con un recipiente en el que realizar la mezcla, que, por lo general, tardará unos cuatro meses en culminar el proceso.

Existen otras dos maneras naturales de fertilizar: el abono verde y el estiércol. El abono verde "consiste en plantar ciertas especies con el objetivo de mejorar la fertilidad y la estructura física del suelo". Estas especies pueden ser alfalfa, remolacha forrajera, mostaza, etc. El estiércol se compone de excrementos animales. Para ser utilizado debe pasar por un proceso de fermentación.

Manos a la obra con las plantas
En el momento de ponernos manos a la obra en la huerta, debemos saber que existen ciertas labores principales. Una de las más importantes, según Cano, es la escarada: "las plantas compiten por la luz solar, por los nutrientes y el agua. Por lo tanto, habrá que eliminar las competidoras, aunque algunas son beneficiosas. Cada uno quitará las hierbas silvestres que crea necesarias".

Otras tareas importantes a realizar en el huerto biológico son: el tutorado, guiar las plantas que lo necesiten con una caña; el despunte, quitar tallos sobrantes que restan fuerza a la planta; el pinzamiento, corte limpio del tallo para favorecer el nacimiento de yemas nuevas; el realce, cubrir el tallo con más tierra, lo que beneficiará a los nuevos enraizamientos; el mantenimiento del soporte, lo que significa cavar con la azadilla para oxigenar y ahuecar la tierra; y por último el riego.

El cultivo de un huerto biológico, en consonancia con las leyes de la naturaleza, requiere mucho sacrificio y reflexión. Muchas de las labores que realicemos en él surgirán de nosotros mismos de manera intuitiva, pues este tipo de cultivo es un organismo vivo, que sabe manifestar sus necesidades. Sus frutos servirán de alimento al cuerpo y al alma.

viernes, 18 de mayo de 2007

Un huerto biológico al lado de Madrid

A tan solo 15 Km. de Madrid, a las afueras del municipio madrileño de Alcorcón, encontramos un oasis de paz, tranquilidad, trabajo duro y suculentos frutos. Se trata de una huerta colectiva. Está dividida en numerosas parcelas, y en cada una de ellas, muchos amantes de la naturaleza cultivan frutas y verduras para su propio disfrute.

Entre estas huertas se encuentra la de Jose Luis Cano. Aficionado a la horticultura desde su juventud, ha participado en numerosos proyectos relacionados con la agricultura ecológica. Su huerto biológico es un ejemplo de productividad sin la necesidad de acudir a productos químicos, que como él mismo dice "agotan la tierra en muy poco tiempo".

Su afición no sólo pasa por ser un hobby, sino que considera que "el huerto puede ser terapéutico y equilibrarnos. Además, es una actividad física divertida y muy bonita, que requiere constancia, mimos y cuidados, y que revertirá en nosotros mismos a varios niveles, físicos y mentales".

El suelo: cambios constantes
Para el cultivo de hortalizas, y en general para cualquier plantación, es muy importante la composición del suelo en el que queremos trabajar. Debemos tener en cuenta que el suelo es un elemento vivo, que sufre cambios constantes y que es susceptible de alteraciones perjudiciales si realizamos en él malas prácticas, ya sea por propia voluntad o desconocimiento.

Según nos dice Cano "debemos consultar con un experto que nos asesore en cuanto a los pasos complicados que queramos dar, como puede ser equilibrar los phs, abonados, o encalados, que pudieran ser muy agresivos, y por lo tanto negativos". El suelo debe cumplir unos requisitos iniciales para ser cultivable: "debe tener estabilidad, permeabilidad, fertilidad y estar aireado".

Todos los elementos de los que consta un suelo en buenas condiciones influyen de manera recíproca, de este modo, él mismo se auto alimenta. Estos componentes son "arcilla, limos, arena, humus, materia orgánica, microflora y una fauna microscópica interna en constante evolución y movimiento" y hacen que la "capa arable se regenere a sí misma", aunque no será nocivo un pequeño abonado anual.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Más cuidados para los rosales

Abonar a tiempo
Sólo en un suelo generosamente abonado los rosales crecerán y florecerán óptimamente. Durante la temporada de crecimiento hay que dar dos veces un abono artificial en la fórmula NPK 12+10+18, o si no, un abono biológico con elementos traza. Para evitar enfermedades lo mejor es dar un abono con un alto contenido en magnesio y potasio y, muy importante, ¡un contenido bajo en nitrógeno!

Desde principios de septiembre el abono deja de ser necesario. De otro modo, la planta seguiría creciendo demasiado tiempo, por lo cual los brotes nuevos no llegarían a ser resistentes a las heladas antes del invierno. En noviembre o febrero los rosales te agradecerán un abono básico o de reserva, por ejemplo, de compost mezclado con estiércol de vaca.

Protección contra las heladas
Todos los rosales se deben proteger de alguna manera contra las heladas. El injerto de escudete, es decir, el lugar donde el rosal cultivado ha sido injertado en su portainjertos (pie de un rosal silvestre), es muy sensible a las heladas. Por este motivo el arbusto se debe acollar, como se dice en términos técnicos. Esto también evita la desecación.

Para proteger la tierra de alrededor de los rosales contra el deterioro de la estructura, es aconsejable aplicar un recubrimiento de, por ejemplo, paja, estiércol bien putrefacto, corteza de coco, virutas o compost casero. La protección de los rosales sólo se quita cuando el peligro de heladas haya desaparecido en su mayor parte. En la práctica esto será en marzo o abril.

En estos mismos meses también habrá llegado la hora de la poda. En periodos secos debes regar los rosales periódicamente; tal vez son los habitantes más sedientos de tu jardín. Los serpollos que brotan del suelo deben cortarse lo antes posible. Estos brotes proceden del portainjertos y se reconocen por el gran número de pinchos y las hojas de siete folíolos. Si no quitases estos brotes, en poco tiempo tendrías un rosal silvestre de floración abundante, ¡en lugar del rosal que habías elegido!

viernes, 11 de mayo de 2007

Guía para plantar rosales

Cuando ya has hecho una elección de entre las muchas variedades y colores de rosales y te dispones a plantar tu rosal favorito, es aconsejable pararse un momento a pensar en los siguientes puntos:

  1. Los rosales cultivados en macetas se pueden plantar durante todo el año, siempre y cuando no haya heladas.
  2. En el caso de rosales cultivados al aire libre, lo mejor es plantarlos en otoño. Entonces el suelo todavía está cálido, por lo cual aún se pueden formar algunas raicillas. Sólo entonces la planta tendrá un crecimiento óptimo en la siguiente primavera.
  3. Los rosales gustan de un lugar soleado, pero algunas variedades pasarán en ocasiones demasiado calor en una ubicación al sur. Los rosales Rambler, por ejemplo, son una buena elección. ¡Fíjate en esto al elegir!
  4. A los rosales les gusta un lugar abrigado y aireado, donde el viento pueda acariciar las hojas. Esto no es lo mismo que un lugar con mucho viento o con corrientes de aire, donde acechan toda clase de enfermedades.
  5. Los trepadores no se deben plantar demasiado cerca de una pared, donde la mayoría de las veces el suelo está demasiado seco. Una distancia de unos 30 cm. es perfecta.
  6. Los rosales son bastante exigentes en cuanto al tipo de suelo. Donde mejor florecen es en una tierra ligeramente arcillosa o limosa. Un terreno arenoso se puede enriquecer eventualmente con estiércol. La arcilla pesada se puede hacer más suelta con harina de basalto. Una turbera ácida mejorará si abonamos anualmente con cal. Para todos los tipos de suelo es aconsejable hacer un amplio hoyo de plantación y llenarlo con tierra especial para rosales. A fin de cuentas, no puedes plantar tu nueva adquisición más que una sola vez, y de esta manera la planta tendrá el mejor comienzo posible.
  7. Para estimular la vida del suelo y limitar posibles daños por heladas, es inteligente acolchar (cubrir el suelo con hojas y estiércol viejo) directamente en el momento de la plantación.
  8. Antes de plantar los rosales, ponlos primero en un cubo de agua durante una noche.
  9. Remueve bien la tierra y haz un hoyo de plantación suficientemente amplio, de modo que las raíces del rosal se puedan extender bien.
  10. Planta el rosal tan profundo que el injerto de escudete (la parte nudosa, de donde brotan las ramas) quede aproximadamente 5 cm. por debajo de la tierra (esto, por supuesto, no es válido para rosales de pie).
  11. La tierra removida, mezclada con compost o estiércol, se esparce encima de las raíces. Apisona bien la tierra con el pie, si no, las raíces no entrarán en contacto con la tierra y el rosal no arraigará bien.
  12. Regar abundantemente después de la plantación.

Los rosales trepadores exigen algún cuidado adicional, siempre que estén plantados contra una pared. Cerca de los cimientos suele haber pocos nutrientes disponibles, de modo que es inevitable mejorar el suelo. Llena el hoyo de plantación generosamente, con tierra de calidad y estiércol de vaca o abono especial para rosales, y planta el rosal a unos 30 cm. de la pared. Puesto que al lado de una pared la tierra suele estar muy seca, hay que regar mucho, también cuando el rosal haya empezado a crecer.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Plantas que admiten poca luz

¿No sabes qué hacer con ese rincón de tu casa tan triste y solitario? Seguro que alguna vez has pensado en llenarlo de alegría con una planta pero no te has atrevido, piensas que la falta de luz supone un obstáculo. A continuación te proponemos algunas variedades que sobreviven bastante bien en condiciones de poca luminosidad, que no nula; recuerda que todas las plantas necesitan unos rayitos de sol, ninguna planta supera la oscuridad absoluta.

Helecho, cómo no
Algunas variedades de helecho se adaptan muy bien a la escasez de luz. Por ejemplo el adiantum o culantrillo. Pero, cuidado, porque el culantrillo requiere unas condiciones de humedad y temperatura muy especiales. Lo ideal para él son los 18 ºC y siempre debe contar con un ambiente húmedo, para ello es muy útil pulverizar sus hojas de vez en cuando.

También el riego es importante, ya que acusa mucho tanto el exceso como el defecto. Si no lo regamos correctamente sus hojas comenzarán a amarillear por el borde.

Otra especie de helecho con la que podemos llenar ese triste rincón es el asplenium. Existen dos variedades que se pueden adquirir sin problemas en viveros y tiendas especializadas; asplenium nidus y asplenium osaka u oriental. Tanto uno como otro, darán un toque de luz a la oscuridad, ya que sus hojas son de un brillante verde claro. Esta especie de helecho tolera mucho mejor la falta de humedad, aunque en ese caso no superará los 50 cm. de altura.

También la calathea
Ofrecerá un toque muy selvático a tu hogar. La calathea es una planta de pequeñas proporciones. Se denomina también Pavo Real, ya que el dibujo que se forma en sus hojas se asemeja a las plumas de este ave. A la calathea le gusta también la humedad. Debemos regarla con frecuencia en verano y en invierno mantener la tierra húmeda.

Monstera o costilla de Adán
Sus hojas alcanzan tamaños considerables, y las oquedades que en ellas se forman son muy semejantes a las costillas del ser humano, de ahí su apodo. La monstera es una de las plantas de interior más conocidas. Tolera bastante bien el ambiente seco de una habitación con calefacción.

En este blos sobre plantas: Plantas, podrás ver otras 2 plantas que soportan la escasez de luz.

martes, 8 de mayo de 2007

Espinacas, cuidados y cultivo

En la dieta diaria está indicado el consumo de hortalizas y verduras y, entre ellas, las espinacas son de las más versátiles. Con un gran aporte de minerales y vitaminas, se incluyen en multitud de recetas, que nos resultarán mucho más sabrosas si este ingrediente proviene de nuestro propio huerto. De cultivo anual, no requieren excesivos cuidados para disfrutar de todas sus propiedades.

El origen de la espinaca lo encontramos en Oriente, probablemente en Persia. Alrededor del siglo XI se introdujo en España, desde donde se extendió por toda Europa y, más adelante, por el continente americano.

Numerosas variedades
En el mercado encontramos una inmensa variedad de este vegetal. Se suelen clasificar siguiendo dos criterios:

  • Según la época de recolección encontramos variedades de verano y de invierno. Las semillas de las primeras se siembran desde final del invierno hasta mediados de la primavera y la recolección se efectuará desde la primavera hasta el comienzo del otoño. La siembra de la espinaca de invierno, que es la que normalmente se encuentra en el mercado, se efectúa durante el verano, y la recogida se lleva a cabo desde otoño a primavera.
  • Según la forma de la hoja, pueden ser rizadas o lisas: las primeras solemos encontrarlas como producto fresco, mientras que las segundas, suelen comercializarse en conserva o congeladas.

Preparar el cultivo
Aunque el cultivo de la espinaca es relativamente sencillo, hemos de tener en cuenta que es bastante exigente en cuanto al terreno en el que se desarrollará. Éste ha de cavarse en profundidad antes de la siembra. Además será rico en nutrientes y con un buen drenaje, ya que no soporta el encharcamiento. Hemos de prestar atención al pH del suelo: lo ideal es mantenerlo en torno a 6.5 ó 7, ya que con un ph inferior el crecimiento del vegetal no sería el adecuado.

Las semillas se plantan cuando el terreno esté húmedo, a unos 2 cm. de profundidad. La germinación se producirá en unas tres semanas; sin embargo, para ello han de darse las condiciones climáticas adecuadas: soporta bien las bajas temperaturas, mientras que las altas provocarán que las semillas no lleguen a desarrollarse.

Sencillos cuidados para su crecimiento
Para que la espinaca crezca correctamente es necesario mantener siempre húmedo el terreno, especialmente durante el verano, lo que permitirá que las hojas sean carnosas. Asimismo es necesario llevar a cabo el aclareo cuando la planta tiene ya algunas hojas y no existe peligro al manipularla. Gracias a esta separación, los vegetales dispondrán de un espacio mayor para su crecimiento.

Tampoco olvidaremos eliminar las malas hierbas que disminuirán los nutrientes necesarios para el crecimiento de la hortaliza. También hemos de añadir al terreno compuestos con nitrógeno, potasio y magnesio; la falta de cualquiera de los tres elementos reducirá la calidad de la cosecha.

Prestaremos atención a la posible aparición del mildiu de la espinaca o del falso mildiu, las dos enfermedades principales que afectan al cultivo. Es importante evitar el espigado o floración prematura mediante un fertilizante apropiado. Si llevamos a cabo estos sencillos cuidados, las espinacas estarán disponibles para el consumo aproximadamente dos meses después del cultivo de las semillas.

viernes, 4 de mayo de 2007

Tareas para mayo (4)

Estanque
Primero retira del recipiente las hojas marchitas de las plantas acuáticas. Con ayuda de unas tijeras especiales podrás efectuar esta poda a distancia. ¿No se han soltado los nenúfares? Si han resistido bien el invierno, empiezan a brotar ahora.

En lugar de nenúfares, es buena idea cultivar también el nenúfar amarillo, el camalote de floración azul, la sagitaria o el aro palustre (ambos de floración blanca). A lo largo de la orilla del estanque, en la parte pantanosa, puedes recurrir a la impresionante salicaria o una anea. Ambas proporcionarán al estanque más brillo. Si fuera necesario, completa el número de plantas de oxígeno.

Dentro de casa

  • Proporciona semanalmente a los vegetales del interior de la vivienda abono disuelto en el agua de riego.
  • Si la temperatura exterior sube, tus plantas también necesitarán más agua.
  • Una azalea de interior puede podarse hasta la mitad tras la floración; después es buena idea ubicarla en un lugar soleado del jardín.
  • Riega también con regularidad el amarilis, aunque se haya marchitado.
  • Después de la floración también las plantas de interior, como el aro, inician un periodo latente; por eso necesitan menos agua.
  • Los suculentos (plantas crasas) comienzan en la primavera su periodo latente. Dales poca agua, de modo que el suelo permanezca seco y suelto.
  • En la segunda quincena de mayo los bulbos y tubérculos estivales adelantados pueden ponerse fuera.
  • Lo mismo vale para las semillas estivales presembradas dentro.

jueves, 3 de mayo de 2007

Tareas para Mayo (3)

En el huerto
Es tiempo de comenzar a sembrar hortalizas. Los fresales tienen que limpiarse de maleza y abonarse con fertilizante rico en potasa, diluido en el agua de riego. Los kiwis se cultivan desde mediados de mayo hasta finales de junio. Planta siempre una variedad masculina entre, como máximo, 5 ó 6 plantas femeninas. La masculina, polinizante, debe ser podada después de la floración.

Para obtener una rica cosecha de las variedades de Prunus como el almendro, el cerezo, el melocotonero y el ciruelo, empezaremos ya con el aclarado de los frutos. En los perales elimina una posible segunda floración en mayo y junio; así prevenimos una infección de fuego del peral (fuego bacteriano).

Controla semanalmente si los manzanos tienen mildíu (brotes con polvo blanco). Podando de inmediato las partes afectadas, evitarás la expansión de esta enfermedad fúngica. Tan pronto como hayan terminado de florecer, hay moros en la costa: la avispilla de las hojas y la cecidomia quieren poner sus huevecitos en los botones florales. Las larvas se desarrollan con rapidez y dañan la manzana, que, aunque por fuera crecerá normalmente, por dentro estará 'agusanada'.

En las variedades de Ribes como el grosellero (rojo), el espinoso y el negro, cultivados como setos, aprieta los brotes jóvenes tan pronto como éstos alcancen de 10 a 20 cm. de largo. Así se detiene el fuerte crecimiento, por lo que se forman más botones florales para el próximo año.

Las plantas aromáticas pueden sembrarse ahora directamente en el jardín. ¿No tienes parterre de hierbas? No te preocupes, cultívalas entre los ejemplares de tu arriate ornamental o en macetas o jardineras. Casi todas las hierbas medicinales y aromáticas tienen diversas aplicaciones, y dan una dimensión adicional al arriate gracias a las formas tan especiales de sus hojas.