jueves, 20 de septiembre de 2007

La orquídea - continuación

Cattleya: belleza que apasiona
Muchas de ellas ofrecen un maravilloso olor, por ejemplo la vainilla, que pertenece a esta variedad de orquídeas. Provienen de América Central y del Sur, de bosques húmedos, por ello es necesario proporcionarles un ambiente similar pulverizando sus hojas.

Es conveniente ofrecerles una ubicación a pleno sol durante su época de crecimiento, aunque nunca se deben exponer a la luz directa en las horas más calurosas del día. Es una especie apreciada por sus originales flores y su aroma.

Dendrobium: fácil cultivo
Esta variedad crece en distintos climas de Asia Oriental. Desde Japón a Nueva Zelanda, y desde el nivel del mar hasta los 3.000 m. sobre él. En general, no necesita demasiadas atenciones.

Es muy sensible al estancamiento en el riego, por lo que resulta muy útil la mera pulverización. Durante la floración debemos aumentar la cantidad de luz que le proporcionemos, y mantenerla a una temperatura de 18º C. aproximadamente. Dendrobium realiza un período de descanso de alrededor de dos meses al finalizar el verano, en el que el riego ha de ser mínimo.

Oncidium: más delicada
Crecen en una gran superficie del Continente Americano, desde Florida hasta tierras argentinas, y consta de unas 800 especies. Su extraña fisonomía hace que las abejas las consideren de su especie, de esta manera se aseguran la polinización.

Oncidium no soporta la luz del sol directa, aunque sí necesita luminosidad. Tampoco aguantará el estancamiento de agua en el riego, por lo que debemos dejar secar el sustrato completamente antes de proporcionarle más cantidad de agua.

Las orquídeas son insólitas plantas de hermosas flores, tan resistentes que han sido capaces de proliferar en casi todas las zonas de la Tierra. Sus hermosas y complicadas flores han deslumbrado al hombre desde que éste las descubrió. Esta familia nos muestra la sabiduría de la naturaleza en todo su esplendor.

Foro de jardinería, para opinar sobre el cultivo de flores

viernes, 7 de septiembre de 2007

La orquídea

Esta familia puebla prácticamente toda la superficie de la Tierra. Son supervivientes natas gracias a su gran capacidad de adaptación al medio. Además, entre ellas, se encuentran las flores más bellas del mundo. Son muy adoradas entre los aficionados a la botánica.

A lo largo y ancho del Planeta, podemos admirar hasta 25.000 especies distintas de orquídeas, todas ellas con muy diversas características, aunque las más apreciadas son las que nacen en las selvas tropicales. Su capacidad de generación se debe a que sus flores imitan la fisonomía de los insectos que las polinizan.

Es muy difícil cultivar una orquídea en un hábitat que no sea suyo. Para ello, se crearon híbridos, que desde finales del siglo XIX pueblan los hogares, primero los de clase alta, para después democratizarse y ser accesibles a todos los amantes de las plantas.

Phalaenopsis: elegancia selvática
Esta variedad proviene de los bosques del Sureste Asiático. Crece en los árboles, en condiciones de alta humedad y calidez. Su atractivo reside en sus flores, que poseen una fisonomía y un color muy atrayentes. Además, su floración será larga y abundante.

Se suele cultivar con un sustrato de corteza vegetal, ya que en estado natural crece sobre los árboles. Éste no debemos regarlo hasta que no esté completamente seco. Además, el agua de riego debe estar decalcificada, para ello es muy útil recoger la de la lluvia o hervir la del grifo. Para conservar la humedad es necesario pulverizar sus hojas y raíces. Estas últimas son aéreas, y suelen sobresalir por encima del tiesto.

Cymbidium: primer híbrido
Algunos datos recogidos afirman que esta especie ya era cultivada en China a.C. De esta variedad proviene el nombre de la familia orchis, que significa testículo, nomenclatura que se le dio por la forma de sus pseudobulbos. De ella surgió el primer híbrido de orquídea.

Al igual que su compañera phalaenopsis, necesita humedad, y una temperatura de entra 14º C y 28º C. No soporta las corrientes de aire ni los cambios bruscos en el termómetro. En verano podemos sacarla al exterior, siempre que la ubiquemos en un lugar resguardado. Su floración es muy abundante.

Consejos sobre Flores y plantas de interior en este foro de Jardinería

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Arreglo y cuidado del césped

Tener un jardín con un buen césped y que no parezca una simple zona verde, no es fácil, pero se puede lograr con ciertos cuidados. Si el césped está seco, amarillento o incluso no está bien delimitado, puede parecer un jardín desastroso. Para evitar esto es importante dedicarle algún tiempo al abono, la limpieza y al cuidado de sus riegos. Los siguientes trucos harán que disfrutes de un bonito jardín con pradera durante mucho tiempo.

Mejorar el drenaje
El suelo situado debajo del césped se compacta con facilidad. Al endurecerse impide que el agua del riego llegue a la raíz, por lo que dará sensación de que estar. Esto hará que lo riegues más, llegando a pudrirlo con el agua estancada.
- Solución: pincha con una horquilla la superficie de las zonas que parezcan secas o encharcadas. Realiza diversos agujeros dependiendo del estado del césped.

Eliminar las malas hierbas
Es habitual que crezcan las tan odiadas malas hierbas. No es recomendable utilizar herbicidas, ya que podrían perjudicar la pradera. Es preferible eliminarlas a mano y sacando hasta la raíz.
- Solución: utiliza las pequeñas herramientas de jardinería destinadas a estos quehaceres. Clávalas en el suelo y con cuidado extrae la mala hierba con su raíz.

Abonar
El césped necesita abono, principalmente en primavera, para conseguir reforzar su color y su raíz. Es importante repartir bien el fertilizante por toda la pradera, para que no quede acumulado en zonas concretas y queme las raíces.
Solución: para realizar este proceso lo mejor es ir delimitando zonas. A continuación colocar el fertilizante en tiestos con agujeros de drenaje y espolvoréalo. Para acabar da un buen riego que empape toda la pradera.

Foro de Jardinería en Plantas y hogar

lunes, 3 de septiembre de 2007

Enfermedades y problemas de la dieffenbachia

Posibles enfermedades
Uno de los problemas más frecuentes que puede darse es la clorosis, una anemia que se remedia suministrando a nuestra planta sulfato de hierro. Nos daremos cuenta de que la padece si sus hojas se ponen amarillas y muestran una pérdida gradual de color. La causa principal es el agua potable de las ciudades, excesivamente rica en cal, que bloquea la acción del hierro. Para prevenirlo lo mejor es dejar reposar el agua algunas horas antes del riego. Las hojas también pueden amarillear por exceso de agua en el sustrato, por sequedad en las viejas o por frío en las jóvenes.

Si por el contrario se vuelven marrones, será por estar expuestas a un aire excesivamente seco. Podremos evitarlo cambiándola a un sitio más fresco, regándola y pulverizándola con agua.

La falta de luz puede hacer que las hojas nuevas no crezcan o que directamente no salgan. La solución es ubicarla en un lugar bien iluminado, sin que incidan los rayos de sol directamente, y suministrándole algún tipo de abono.

También es posible que nuestra dieffenbachia pierda hojas. Si son jóvenes, se deberá a que la temperatura a la que la tenemos expuesta es muy baja, con aire seco o corrientes de frío. Si, por el contrario, son maduras, puede ser algo natural, ya que tienden a caer con el paso del tiempo.

Precauciones a tener en cuenta
Esta especie es una planta de interior muy frecuente de la que se suelen ignorar los peligros, ya que es venenosa. Todas sus partes son tóxicas, tanto para los humanos como para los animales. Su savia es perjudicial para las mucosas, por lo que puede dañar los ojos. También puede provocar edemas o ulceración en labios y lengua, sobre la que tiene efectos paralizantes.

Debemos ser precavidos para que los niños no tengan acceso a ella. Si tenemos animales en casa también convendrá que los mantengamos alejados, ya que la ingesta de sus hojas puede producir la muerte de nuestra mascota. Si vas a manipularla será conveniente que uses guantes y gafas para evitar posibles salpicaduras.

Con esto no queremos decir que tener una dieffenbachia en casa esté reñido con la seguridad de sus habitantes, simplemente que hay que ser más cuidadoso en su manipulación.

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