jueves, 19 de junio de 2008

Cómo regar las orquídeas (II)

El tipo de agua
Las orquídeas son flores que no toleran el riego con agua rica en minerales o muy clorada. Para que una orquidácea florezca con más vigor, tiene que regarse con agua destilada. También es frecuente recurrir a ablandadores de agua, pero no todos sirven para nutrir a estas plantas.

Generalmente los ablandadores que se pueden utilizar son los que funcionan mediante intercambio de iones. Las aguas ablandadas con sodio son peligrosas para la salud de nuestra orquídea, porque, aunque aparentemente crezca, en unos meses se irá echando a perder.

Cómo salvar a una orquídea ahogada
Muchas veces, cuando vemos a la planta marchitarse, pensamos que se debe a la falta de agua, pero normalmente suele ser por lo contrario. Sacaremos con cuidado la flor de la maceta y veremos si las raíces están ennegrecidas, granulosas o deshechas. Éstos son signos inequívocos de un exceso de riego. No olvidemos una máxima: si tenemos dudas de la conveniencia o no de regar, lo mejor es no hacerlo.

Para salvar a una orquídea ahogada por los excesos en el riego, tendremos que trasplantarla a otra maceta, con tierra nueva. Eliminaremos con un cuchillo las raíces que han muerto y desinfectaremos las partes de la planta atacadas por hongos. La cambiaremos de maceta con sustrato más grueso que facilite la absorción de agua sobrante de las raíces. Con algún palo o pieza de madera que tengamos a mano, clavada en la tierra, conseguiremos que la orquídea se agarre y reinicie su proceso de desarrollo.

Recuerda que las orquídeas epífitas no tienen grandes raíces, así que, si le quedan pocas sanas, se puede introducir la flor en una bolsa de plástico transparente y dejarla en un sitio donde haya luz (aunque nunca rayos de sol directos). La planta dentro de la bolsa no perderá humedad y conseguirá desarrollar nuevas raíces. A continuación pondremos la planta sobre una bandeja de agua.

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