Introducida en Europa a finales del siglo XIX, tiene su origen en las selvas vírgenes de América Central y del Sur, principalmente de Brasil. Llama la atención por la vistosidad de sus hojas, grandes y brillantes, en las que se alterna el color verde y el blanco. Se utiliza como planta de interior para dar un importante toque decorativo a las estancias. No requiere una atención demasiado exhaustiva, aunque hay que ser precavidos, ya que tiene propiedades tóxicas.
Cómo es y qué necesita
La dieffenbachia es una especie perenne que mide entre 60 y 120 cm. de altura. Sus hojas son anchas, ovaladas y discretamente asimétricas, con llamativas manchas variegadas variables según la especie. No suele tener muchas flores, pero, cuando se presentan, son de color verde, delgadas y poco llamativas. Su época de floración se extiende a lo largo de los meses de verano.
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Para su correcto desarrollo, lo mejor es situarla en un lugar bien iluminado, pero sin la incidencia directa del sol, manteniéndola alejada de las corrientes de aire y de focos de calor potente, como pueden ser los radiadores. La temperatura ideal puede variar entre los 20 y los 30 ºC, pudiendo sobrevivir cortos periodos de tiempo a temperaturas inferiores, siempre y cuando no bajen de los 10 ºC.
Durante el periodo vegetativo, de abril a octubre, la regaremos semanalmente, haciendo un aporte quincenal de fertilizante diluido. En verano los riegos se harán más frecuentes, cuando el matillo superior se empiece a secar. Será positivo vaporizar el follaje con agua no caliza y limpiarlo con una esponja húmeda de vez en cuando.
La tierra en la que mejor se desarrolla necesita un pH ligeramente ácido, entre 5.0 y 6.0, mezcla suelta de turba con cortezas o tierra vegetal y arena de río. Debe ser, por tanto, un suelo fértil que drene bien.
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Se multiplica fácilmente por esqueje apical o de punta. Para realizarlo se corta la parte superior de una planta cogiendo alguna hoja o con un tallo provisto de yema. Arraiga de forma rápida en agua, turba o tierra ligera de semillero. Necesitan calor de fondo de 24 ºC y una humedad de 22 ºC, protegiéndoles del sol directo. Enraizarán en 4 ó 6 semanas; pasado este tiempo, las pasaremos a su maceta definitiva, donde podrán mantenerse hasta dos o tres años.