Sus flores son muy vistosas y llamativas. De hecho, las orquídeas son una de las más cultivadas en la industria de la floristería y jardinería. Aunque predominan en climas ecuatoriales, las orquídeas también viven en lugares más templados. Estas plantas pueden desarrollarse en el suelo, aunque también crecen sobre ramas de árboles o en rocas, en cuyo caso sus raíces se desarrollan dentro de materia orgánica o en el aire, obteniendo el agua de un tejido acumulador que se denomina velo.
Una de las primeras lecciones que debemos aprender a la hora de cultivar orquídeas es el riego. Estas flores son tan bellas como delicadas, por eso, antes de plantar esta variedad debemos aprender cómo se le administra adecuadamente el agua.
Las primeras normas a tener en cuenta
Es muy difícil ofrecer pautas generales para regar estas flores, ya que el agua que tenemos que administrar depende de muchos factores, entre ellos, la variedad de la flor, su tamaño, el ambiente donde se encuentra, su grado de desarrollo, entre otros condicionantes. Un buen método es analizar las hojas y las raíces. Por regla general, las orquídeas epífitas, es decir, aquellas que viven sobre otras especies vegetales (ramas de árboles normalmente), suelen soportar mejor la carencia de riego que el exceso del mismo.
Lo primero que debemos saber es que, si están en maceta, nos olvidaremos del plato que se suele poner debajo del tiesto. Nunca mantendremos la base de la maceta en contacto con agua. Y nunca utilizaremos agua fría o caliente para regar, siempre agua templada o del tiempo.
Asimismo, nos informaremos bien del tipo de orquídea que tenemos, porque existen especies en las que es mejor que la tierra no se llegue a secar completamente entre riego y riego.
En verano regaremos dos o tres veces a la semana, mientras que si estamos en invierno, lo mejor es proceder al riego una vez a la semana. Siempre lo haremos por la mañana. Regaremos preferiblemente con agua abundante y pocas veces, mejor que en muchas ocasiones y con poco agua, ya que de este modo podemos pudrir nuestra orquídea.
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