El frío va llegando poco a poco y no queremos renunciar al placer de tener con nosotros nuestras plantas, que durante todo el verano nos han alegrado la vida y a las que hemos cuidado con mimo y colmado de atenciones. Pensamos que bien podríamos disfrutas de ellas aunque venga el frío, pues ahí están las plantas de 'interior'. No existen plantas de interior auténticas, en su estado natural, puesto que todas viven al aire libre. Unas a pleno sol, otras en semi-sombra y otras en sitios de sombra; en climas fríos, en trópicos o en climas suaves, pero todas al aire libre. Las plantas se pueden aclimatar adaptándose a un ambiente distinto del suyo, pero no pueden adaptarse a un ambiente de aire enrarecido o escaso, por lo tanto, se puede decir que no existe ninguna planta de interior propiamente dicha. Este cultivo es difícil de conseguir con éxito, pues las plantas se encuentran fuera de su hábitat natural. Existen algunas variedades que durante su reposo vegetativo pueden permanecer sin peligro varios meses seguidos dentro de una habitación. Estas son las que en jardinería se llaman plantas de interior.
Facilidad de cultivo
Las mejores plantas de interior son las que proceden de climas subtropicales, de lento desarrollo, con largos periodos de reposo y sin necesidad de sol directo ni de mucha luz. Son plantas que evaporan poca agua, aún así debemos tenerlas en una habitación con muy buenas condiciones de clima, humedad. aire y luz esa es la manera de que las plantas resistan.
Hasta aquí lo tenemos claro: que las plantas para vivir y desarrollarse necesitan un clima adecuado de humedad, luz y calor moderado y que si bien pueden pasar con nosotros una parte del año, todas, todas prefieren pasar un tiempo (en cuanto llega el buen clima) al aire libre, pero nunca debemos sacarlas al exterior antes de que tengamos asegurado el buen tiempo, es decir que no habrá bruscos cambios de temperatura, no mantenerlas expuestas directamente al sol, ya que al estar en el interior ya han perdido la costumbre.
Cuando las hojas se abren, podemos observar como emerge del centro un racimo de flores, que encontrará su máximo esplendor en el mes de marzo. Las flores se conservarán durante dos semanas, a lo sumo tres. Con el calor, las flores se marchitan, así que pueden durar menos con altas temperaturas o si se cultiva en el interior.
Para reproducir los jacintos, las semillas es un proceso lento e inseguro. Los bulbos son la mejor opción y se pueden comprar en otoño fácilmente en cualquier vivero, con brotes o sin ellos. No obstante, los mismos jacintos producen pequeños bulbos que nos pueden servir para cultivar nuevas plantas.
Se aplica fungicida y se deja el bulbo en una zona fresca y ventilada hasta que se formen en el corte los pequeños bulbos. En octubre se planta el bulbo-madre y se cubre con sustrato cada uno de los bulbos-hijo. En verano podremos sacarlos de la tierra y separar los bulbos.