miércoles, 18 de julio de 2007

La euforbacias

La fisonomía de las distintas variedades de esta familia es tremendamente variable, y seguramente, a no ser que consultemos fuentes expertas, nunca reconoceríamos que algunos de sus miembros tengan que ver entre sí: poinsettia, canariensis, espina de Cristo, y algunas especies de croton pertenecen a este grupo, que además, es ampliamente numeroso: consta de alrededor de 300 géneros y 6.000 especies distintas. Proliferan por todo el globo terráqueo, sobre todo, en climas cálidos de carácter tropical y subtropical.

En ocasiones contemplamos una euphorbia y pensamos convencidos que es un cactus. Es comprensible la confusión, pues el parecido es notable en muchos casos, sin embargo, son familias distintas. Algunas especies de cactus y euphorbias pertenecen a su vez a las crasas, de ahí la equivocación. Las euforbias no son muy conocidas como tales, aunque es muy fácil verlas cultivadas, sobre todo, en interior, y normalmente sus cuidadores no sabrán que se trata de una miembro de esta familia.

La vistosidad de sus brácteas
Sus flores suelen ser de pequeño tamaño, unisexuales y crecen en inflorescencia, pero en ocasiones están rodeadas de unas brácteas de vivos colores, es el caso de la euphrbia milii o espina de Cristo. Gracias a este ornamento, son muy apreciadas como planta de invernadero. Esta especie es una de las más conocidas dentro de esta familia.

Muchas especies de euphorbiaceae tienen una peculiaridad que las hace muy valiosas: contienen látex, elemento muy utilizado en la industria. Cuando sufren heridas, lo exudan. Es una sustancia con la que hay que tener cuidado, pues al contacto irrita la piel y quema los ojos. Ésta es la principal diferencia entre euphorbias suculentas y cactus: que estos últimos no contienen látex.

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