viernes, 18 de mayo de 2007

Un huerto biológico al lado de Madrid

A tan solo 15 Km. de Madrid, a las afueras del municipio madrileño de Alcorcón, encontramos un oasis de paz, tranquilidad, trabajo duro y suculentos frutos. Se trata de una huerta colectiva. Está dividida en numerosas parcelas, y en cada una de ellas, muchos amantes de la naturaleza cultivan frutas y verduras para su propio disfrute.

Entre estas huertas se encuentra la de Jose Luis Cano. Aficionado a la horticultura desde su juventud, ha participado en numerosos proyectos relacionados con la agricultura ecológica. Su huerto biológico es un ejemplo de productividad sin la necesidad de acudir a productos químicos, que como él mismo dice "agotan la tierra en muy poco tiempo".

Su afición no sólo pasa por ser un hobby, sino que considera que "el huerto puede ser terapéutico y equilibrarnos. Además, es una actividad física divertida y muy bonita, que requiere constancia, mimos y cuidados, y que revertirá en nosotros mismos a varios niveles, físicos y mentales".

El suelo: cambios constantes
Para el cultivo de hortalizas, y en general para cualquier plantación, es muy importante la composición del suelo en el que queremos trabajar. Debemos tener en cuenta que el suelo es un elemento vivo, que sufre cambios constantes y que es susceptible de alteraciones perjudiciales si realizamos en él malas prácticas, ya sea por propia voluntad o desconocimiento.

Según nos dice Cano "debemos consultar con un experto que nos asesore en cuanto a los pasos complicados que queramos dar, como puede ser equilibrar los phs, abonados, o encalados, que pudieran ser muy agresivos, y por lo tanto negativos". El suelo debe cumplir unos requisitos iniciales para ser cultivable: "debe tener estabilidad, permeabilidad, fertilidad y estar aireado".

Todos los elementos de los que consta un suelo en buenas condiciones influyen de manera recíproca, de este modo, él mismo se auto alimenta. Estos componentes son "arcilla, limos, arena, humus, materia orgánica, microflora y una fauna microscópica interna en constante evolución y movimiento" y hacen que la "capa arable se regenere a sí misma", aunque no será nocivo un pequeño abonado anual.

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