martes, 22 de mayo de 2007

Un huerto biológico al lado de Madrid - Continuación

Tareas ecológicas a realizar
Existen varias actividades deseables en un huerto biológico, como, por ejemplo, las islas verdes. Se trata de espacios entre los cultivos donde plantaremos otras especies como aromáticas, o simplemente dejaremos crecer hierbas silvestres, cuidando de que no tengan raíces invasoras. Su misión es la de servir de escudo a las plantaciones hortícolas, pues las protegerán del viento y de las plagas.

Otra tarea importante es la realización de un compost con materias orgánicas sobrantes, es decir, de desperdicios. Para Jose Luis Cano el compost significa "devolver los residuos vegetales al suelo. Es la base del cultivo biológico y necesitará de la fermentación combinada de oxígeno, agua, bacterias y hongos, que se encargarán de su descomposición". Debemos hacernos con un recipiente en el que realizar la mezcla, que, por lo general, tardará unos cuatro meses en culminar el proceso.

Existen otras dos maneras naturales de fertilizar: el abono verde y el estiércol. El abono verde "consiste en plantar ciertas especies con el objetivo de mejorar la fertilidad y la estructura física del suelo". Estas especies pueden ser alfalfa, remolacha forrajera, mostaza, etc. El estiércol se compone de excrementos animales. Para ser utilizado debe pasar por un proceso de fermentación.

Manos a la obra con las plantas
En el momento de ponernos manos a la obra en la huerta, debemos saber que existen ciertas labores principales. Una de las más importantes, según Cano, es la escarada: "las plantas compiten por la luz solar, por los nutrientes y el agua. Por lo tanto, habrá que eliminar las competidoras, aunque algunas son beneficiosas. Cada uno quitará las hierbas silvestres que crea necesarias".

Otras tareas importantes a realizar en el huerto biológico son: el tutorado, guiar las plantas que lo necesiten con una caña; el despunte, quitar tallos sobrantes que restan fuerza a la planta; el pinzamiento, corte limpio del tallo para favorecer el nacimiento de yemas nuevas; el realce, cubrir el tallo con más tierra, lo que beneficiará a los nuevos enraizamientos; el mantenimiento del soporte, lo que significa cavar con la azadilla para oxigenar y ahuecar la tierra; y por último el riego.

El cultivo de un huerto biológico, en consonancia con las leyes de la naturaleza, requiere mucho sacrificio y reflexión. Muchas de las labores que realicemos en él surgirán de nosotros mismos de manera intuitiva, pues este tipo de cultivo es un organismo vivo, que sabe manifestar sus necesidades. Sus frutos servirán de alimento al cuerpo y al alma.

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